
Situada en el occidente de la provincia de Orense, la
Denominación de Origen Ribeiro (Denominación de Orixe O Ribeiro en gallego) datada de 1932 es la más antigua de Galicia. La zona de producción acoge 13 municipios de esta región marcada por el paso del rio Miño y de sus afluentes Avia y Arnoia. Actualmente está compuesta por cerca de 2.800 has de viñedo, donde 119 bodegas a través de aproximadamente 6000 viticultores se encargan del cultivo de las vides. El clima es de tipo atlántico donde los inviernos son suaves con frecuentes heladas durante la primavera y los veranos suelen ser cálidos, las precipitaciones son altas en torno a 900 - 1.000 mm anuales por lo que se puede decir que llueve bastante. Sus suelos graníticos son fértiles y profundos, contienen gran cantidad de materia orgánica. El viñedo se asienta en llano y en laderas siendo éstas últimas las que mejores condiciones ofrecen para el cultivo de la vid. El 90 % de las bodegas elaboran vinos blancos. La variedad reina de éstos y base principal es la Treixadura seguida de la Torrontes, el resto como la Godello, Lado, Loureira o Albariño intervienen en los diferentes coupages de manera minoritaria. El consejo regulador acoge otras variedades blancas como la Palomino (cada vez más en deshuso) Macabeo y Albilla aunque las buenas bodegas no suelen hacer uso de ellas. Para las tintas intervienen la Alicante, Mencía, Sousón, Ferrón, Caiño Tinto y Brancellao, y en menor medida se utiliza la Tempranillo, llamada Arauxa y la Garnacha Tintorera.
Los monjes cirtencienses asentados en el monasterio de San Clodio (Leiro) fueron los responsables del estudio de las variedades autóctonas de la comarca de Ribeiro.
Desde hace una década un grupo de bodegas ha retomado la actividad de situar al Ribeiro donde se merece, con tareas de recuperación de variedades autóctonas para la elaboración de sus caldos desmarcándose de esa manera del concepto de Ribeiro barato falto de personalidad que ocupaba los lineales de alimentación en los supermercados y que también se podía encontrar en restaurantes. Actua

lmente estas bodegas huyen de castas foráneas importadas el pasado siglo. En la comarca de Ribeiro conviven las grades cooperativas con estos productores independientes, bodegas familiares de escasa producción que utilizan las crianzas sobre lías y el uso comedido de la madera, prácticamente destinan su producción al consumo y venta local. Mi interés por los vinos de Ribeiro surgió hace 5 años cuando conocí a Pedro Villamarín, Director Comercial de Pazo Casanova, precisamente la pasada semana coincidimos y me obsequió con una muestra de la reciente añada 2010 que pronto cataré. Con él y desde la bodega para la que trabaja tuve el placer de conocer la filosofía de los nuevos vinos de Ribeiro.
Un buen ejemplo es
Sameirás 1040 de la añada
2008, elaborado por la bodega del homónimo nombre ubicada en Ribadavia capital del Ribeiro donde

se encuentra el Consejo Regulador, Sameirás saca al mercado 4.000 botellas de este vino, su top elaborado con Treixadura, Lado, Godello y Albariño a partes iguales, cada variedad fermenta por separado en barrica de roble francés de 525 litros durante 6 meses, terminado este proceso permanece en barricas de roble con sus lias finas entre 6 y 8 meses. El enólogo encargado es Alvaro Bueno, enólogo de moda en el Ribeiro que elabora entre otros los vinos de Eduardo Rodriguez (Eduardo Peña y Maria Andrea) o Lagar do Merens. En copa se presenta amarillo pajizo y limpio, en cuanto a la nariz, es franca y la intensidad aromática media, se pueden encontrar aromas de fruta blanca tirando a madura, leves notas ahumadas, es ba

lsámico se denota cierta mineralidad, hay cítricos acentuados, notas de mantequilla sobre un agradable fondo de frutos secos, la madera está perfectamente integrada, en boca la acidez es buena, hay peso de fruta, el paso es amable, es graso y seco, sabroso y no excesivamente persistente, está en un buen momento aunque con un año más de botella ganaría en complejidad. Otra de las bodegas más inquietas de la D.O es
Casal de Armán, bodega que cuenta con 18 has de viñedo con viñas de unos 80 años de edad, además de un esplendido Hotel – Restaurante en el pequeño pueblo de San Andrés (Ribadavia). De ella guardaba una botella de la añada 2005 de las 50.232 que salieron al mercado. En este caso en el coupage domina la Treixadura con un 80% seguida de la Torrontés con un 10%,

mientras que el restante 10% es complementado con Godello, Albariño y Loureira. Una vez en copa me ofrecía las siguientes impresiones : en cuanto al color es amarillo dorado intenso con destellos brillantes, síntomas claros de evolución, la nariz es madura, notas de membrillo, compota de manzana reineta, orejones, notas acentuadas de frutos secos, graso y untuoso es corto en cuanto al paso a su vez que sabroso, conserva un ápice de acidez muy justita ya, el postgusto no es tan corto como me imaginaba, el paso del tiempo le ha tratado bien, fue una gran sorpresa. Otra gran sorpresa fue el “básico” de
Coto de Gomariz,
Abadia de gomariz 2006 bodega que cuenta con una trayectoria envidiable, es propietaria de 27

has, muchas de ellas situadas en zonas altas, elabora blancos de notable calidad, pero sus tintos son los de mayor personalidad de todo el Ribeiro. Los tintos en Ribeiro son minoría frente a los blancos, los más abundantes se apoyan en una uva no local, la Alicante, exportada tras la filoxera, el resto se elabora con Mencía que ofrece vinos más aromáticos y frescos. Existe otra rama de elaboradores que utilizan Brancellao, Ferrol, Souson… en este caso Abadia de Gomariz 2006 conjuga ambas variedades dejando a un lado la Alicante, su coupage Sousón 50%, Brancellao 30%, Mencía 10% y Ferrol 10%, su crianza 12 meses en barricas usadas, una vez en copa se presenta rojo cereza de buena capa y ribete granate, en primer plano sorprenden los lácteos predominando por encima del resto, al cabo de unos minutos se aprecian aroma

s de fruta roja y negra, especialmente fresa y mora, los lácteos siguen presentes por lo que vulgarmente hablando huele a yogurt de frutos rojos, hay cacao y especias, aromas de monte bajo, terroso, la madera está bien integrada, en boca es correcto, hay acidez, es una acidez equilibrada, de entrada es tánico, es fresco y con cierta persistencia, sabroso de cuerpo medio, en general en un tinto muy correcto.